Lo que los bonos de bienvenida y las tarjetas de crédito me han dado
Pasaron ya muchos años desde que empecé a acumular bonos de bienvenida por uno y otro lado y reflexionando un poco respecto de qué obtuve de las tarjetas de crédito y sus bonos de bienvenida, aunque también de aquellos bonos bancarios o por promociones, es que obtuve servicios que jamás hubiera pagado.
Las tarjetas de crédito son un arma de doble filo. Si en algún momento no cometieron un error al poseer un plástico han estado en el lado correcto desde el primer momento, los felicito. Para el resto de los mortales, en algún momento todos desbarrancamos con el plástico.
Es por eso que continúo insistiendo hoy con algunos comportamientos importantes a la hora de poseer tarjetas de crédito ya la información disponible en internet gratis para todos, y las experiencias de otros frente al monitor o pantalla que seguir son clave para poder tener una tarjeta de crédito de manera eficiente y no hacer de su vida algo más complicado innecesariamente.

Ahora bien, estos productos bancarios que pueden ir para cualquier lado y que de acuerdo o a ciertos estudios nos hacen gastar más de lo normal, también me permitieron volar en las mejores cabinas aéreas del mundo, me dieron la posibilidad de viajar por muchos años sin pagar un centavo adicional, y me he alojado en hoteles que ni siquiera soñaba hace 15 o 20 años atrás.
Entre los métodos de acumulación de servicios que más me han dado encuentro los bonos de bienvenida. No importa si fueron 10.000 o 100.000, esos bonos de bienvenida bien utilizados han posibilitado experiencias a un costo extremadamente reducido o nulo. Como en todo en esta vida, la curva de aprendizaje es infinita y requiere miles de horas o repeticiones y en el caso de los programas de recompensas, no hay excepción.
He realizado canjes malos, muy malos y también excelentes, pero todo siempre desde mi propia óptica. Habrá quienes me dirán que con las millas que consumo en cabinas premium podría viajar varios años en clase económica. Es verdad, pero una y otra vez he repetido que no quiero gastar las millas que acumulo para experiencias que puedo pagar con mi dinero, sino para aquellas que están fuera del alcance del mismo.
Y lamentablemente esto del viaje aspiracional comienza a perderse en la devaluación y debacle de los programas de recompensas. Es mucho más notable en los países de Latinoamérica que en Estados Unidos y Canadá donde aún existe una gran cantidad de productos que ofrecen puntos de bienvenida en las decenas de miles y múltiples aerolíneas domésticas o regionales en donde bancarizar las millas, además claro está, de la fortaleza de su moneda local.
Claro que los bancos no esperan que una persona abra 5, 10 o 15 tarjetas de crédito al año, 6 cuentas bancarias y aproveche cualquier oferta especial de upgrade o servicio para acumular más puntos o millas. Las entidades saben precisamente que la persona promedio no se tomará el tiempo de abrir la tarjeta, acumular el gasto, llegar al objetivo y repetir con otra nueva una y otra vez. Es por eso que más y más comienzan a poner restricciones en todos los países, sin excepción.
Lo cierto es que si mañana esto de las millas y puntos se acabara, tengo claro que pude disfrutar del beneficio mientras duró. A través de las tarjetas de crédito accedí a categorías de élite más altas de las que correspondía tan solo por viajar con una mezcla de ingenio y gasto estratégico.
También tuve la oportunidad, y aún la poseo, de llegar a un hotel casi a cualquier hora y obtener una habitación sin problemas, algo que una década atrás era casi una ridiculez que requería organizar mis vuelos para no tener que esperar horas hasta el check in.
Aún hoy en 2020, no soy muy amigo de las fotos. De hecho, comencé a sacar muchas fotos en los viajes para documentarlos para Puntos Globales, y es por eso que perdí una gran parte de la documentación de muchos años que podría haber sido compartida. Rescato como positivo el valor de haber podido comenzar con este proyecto de sitio en el cual no solo yo comparto información, sino que muchos colaboradores activos y ocasionales ayudan a mantenerlo.
Por mas que parezca mentira, esto de vivir con los puntos y millas pone en perspectiva el caos que es la estructura de precios de una aerolínea y un hotel. Un precio que puede ser de miles de dólares si quisiéramos pagar en efectivo, pero que con puntos acumulados o comprados pagaríamos tan solo una fracción del mismo.
El proyecto de PG también evidenció las discrepancias y disparidades de los servicios ofrecidos en los diferentes países. No solo en los bonos de bienvenida, pero en los servicios, costos, etc. Todo esto me lo ha dado el hecho de haberme convertido en un entusiasta de los programas de lealtad y el funcionamiento de las tarjetas de crédito desde hace más de una década.
Lo cierto es que utilizada de manera responsable, la tarjeta de crédito es tan solo una herramienta. No es ni mala, ni buena en sí misma, sino que depende de la mano que la utilice. En estos tiempos difíciles es mucho más terrenal encontrarse con la tentación de usarla y endeudarse para patear hacia adelante el problema, pero esto tendría que ser el último recurso. Además, si algún lector está en dicha situación y piensa en viajar, yo diría que tiene las prioridades alteradas.
Al final de cuentas y tras golpes, caídas y años de prueba y error, puedo decir que gracias a la utilización responsable de las tarjetas de crédito atados a los programas de recompensas pude alcanzar experiencias que no hubiera pagado o siquiera experimentado en mi vida. El plástico es solo el medio a través pude aprovecharlo y muchos de ustedes también. Hay otras maneras, comprando las millas, a través de algún conocido en alguna aerolínea (¿En extinción?) u otros métodos menos populares.
Lo que siempre tuve claro es que el beneficio puede estar presente hoy pero mañana no existirá, y así uno debería tomarlo desde mi punto de vista, claro está. Al mismo tiempo reconozco que mucha gente no puede mantener una tarjeta de crédito porque se vuelve un problema enorme, y la realidad es que si en tiempos normales el individuo no puede pagar el su totalidad el resumen, no posee un presupuesto de gastos y lo ejecuta, y no controla los costos del producto, esa persona no debería tener un plástico o crédito.
Espero que en este tiempo hayan podido sacar más de lo que aportaron en el sitio y que las experiencias colaborativas de todos los que ponemos el granito de arena en PG hayan agregado algo de valor para ustedes. Ya sea el comentario sobre algunos bonos de bienvenida, o cómo explotar los puntos hasta el último centímetro cúbico, aún hay métodos para obtener experiencias a un costo bajísimo y en todos los países, solo hay que moverse y no esperar que les caiga encima.
Hola, justo hoy descubrí la página, me parece genial el trabajo que hacen y por supuesto que aquí tienen a un servidor dispuesto a colaborar. Saludos desde Perú
Hola Julio, muchas gracias por el elogio. La colaboración es siempre bienvenida!
Un saludo grande para ti.
Gastón