Las tarjetas de crédito nos hacen gastar más que el efectivo

¿Las tarjetas de crédito nos hacen gastar más? Casi como los mitos, escuchar una y otra vez la misma declaración casi que la vuelve verdadera en el imaginario popular, y en este caso es muy probable que así lo sea, que si usar tarjetas de crédito nos hace gastar más dinero del que si usaríamos dinero en efectivo.

Puntos Globales tiene su raíz en la pasión por las las finanzas personales, pero inevitablemente deriva en las tarjetas de crédito y sus programas de recompensas por experiencia, interés y ganas de compartir cómo sacarle el jugo a toda naranja que tengamos frente a nosotros. Esto inexorablemente repercute en el mix de aerolíneas, hoteles, etc.

Tanto hemos hablado o analizado tarjetas de crédito de manera colectiva o individual que hoy de manera personal quería llegar a esta noción popular, pero ignorada ¿Realmente gastamos mas con una tarjeta de crédito?

El principal problema o cuestionamiento llegó de parte de esta tendencia casi histórica que une a los diferentes pueblos. Los mitos populares que se vuelven reales, como que la Sprite es particularmente buena para cuando uno tiene fiebre o está enfermo. Imagino que la habrán escuchado.

Desde hace muchos años escucho que los estudios indican que las tarjetas de crédito nos hacen gastar más de lo normal, pero lo que todos fallan en apuntar es particularmente de qué estudio o estudios hablan. A menudo me encuentro cuestionando estas noticias repentinas o pseudo-informaciones de cualquier tópico u origen que citan a un estudio que quizá ni siquiera está completo, o bien, es tan antiguo como nuestra vida misma.

Como sabrán, nosotros no ganamos ningún dinero por analizar las tarjetas de crédito, simplemente desmenuzamos la información para llevársela a ustedes los lectores. Tenemos sí algunos enlaces de tarjetas estadounidenses que ofrecen bonos de puntos por referidos a algunos de los colaboradores, pero son pocas. Además, sería todo un logro poseer contratos con casi todos los bancos de casi todos los países de Latinoamérica, ¿No?

En fin, el punto es el siguiente, si nos leen desde hace un tiempo habrán visto que pedimos y abogamos por el uso responsable de las tarjetas de crédito. Esto incluye pagar el resumen en su totalidad a fin de mes, no poseer demasiadas tarjetas con costos anuales (o los paquetes) en donde los beneficios no representan un ahorro, el interés por ayudar en las finanzas del hogar al crear un presupuesto honesto, que aquellos que no tienen su presupuesto bajo control no debería poseer crédito, y la de no comprar millas a excepción de casos puntuales.

Con esto llegamos al punto, sí, existe al menos un estudio realizado por el MIT que arroja en sus resultados que el uso de las tarjetas de crédito nos induce a gastar más de lo que gastaríamos utilizando dinero en efectivo. No estoy en ninguna posición para cuestionar la legitimidad de la investigación, aunque al menos uno de los estudios fue realizado con 26 individuos y si hablara con amigos que están en el campo de la investigación médica, me dirían que un estudio así no es ni siquiera tomado como tal.

Pero hablamos de ciencias sociales, blandas, y en cierta manera yo creo que esto de que gastamos más con la tarjeta de crédito tiene algo de asidero y puede estar en la dirección correcta. Les dejo los acceso a algunos de los estudios o los resúmenes (aquí, otro, uno mas, MIT).

En pocas palabras, todos apuntan contra la idea de que al utilizar plástico no activamos la parte del cerebro que nos hace sentir dolor, el dolor de dejar ir nuestro dinero. Además se puede encontrar que otro de los puntos en común es el desconocimiento total del costo de lo que compramos, este sí es cuestionable desde mi punto de vista. Lo que es cierto es que el hecho de pasar la tarjeta no se siente igual que cuando entregamos dinero, y algo me llamó la atención en este punto.

El año pasado tuve una conversación en la cual un individuo me ofreció una anécdota respecto de haber perdido momentáneamente la consideración de cuánto dinero estaba pagando por algo, solo por el hecho de estar de vacaciones y en un país con tipo de cambio favorable, aún utilizando el dinero físico local. ¿Será que las tarjetas nos ponen en un modo relativamente adormecido? Uno de los estudios se refiere a que al pasar el plástico no tenemos el impuesto moral atado a la transacción. Interesante, ¿No?

Millones y billones gastados por la industria

Es cierto que los bancos y la rama del consumidor ha invertido miles de millones de dólares o la moneda que deseen en aprender el comportamiento del consumidor, tienen acceso a la big data nuestra y realmente a toda nuestra vida a través de los consumos.

Cuando gastamos, en que horarios, por donde nos movemos, qué compramos, cómo pagamos, etc. Es maquiavélicamente brillante desde el punto de vista del marketing. Ellos saben más de nosotros que nosotros de ellos y puede terminar en gente endeudada o sobre gastando como bien dije.

Ir en contra de la máquina es difícil, pero la conveniencia y las protecciones cada vez más expandidas también ayudan. Es decir, si compraríamos con dinero en efectivo, no tendríamos recurso alguno ante una tercera posición imparcial en caso de problemas. Podemos ejecutar la protección de compra, garantía extendida o incluso revertir un cargo (charge back) en algunas circunstancias.

Tampoco es muy conveniente tener que andar con dinero en efectivo en el bolsillo todo el tiempo cuando todos recibimos el dinero en nuestra cuenta bancaria. No conozco mucha gente que va y saca todo su dinero de la cuenta para mantenerla en su hogar.

Entonces en la sumatoria, los bancos siempre tienen la de ganar. Claro que hay una pequeña minoría que aprovecha las reglas generales para su beneficio y así nacieron por ejemplo los travel hackers. Internet un poco democratizó este acceso y así nacieron las restricciones. Pero en líneas generales, es muy probable que el cliente gaste más con una tarjeta de crédito que con dinero en efectivo, y una industria de miles de millones de dólares anuales por país seguramente tenga basamento para gastarlos en incentivos.

¿Y la tarjeta de débito?

Aquí es donde difiero con algunas figuras públicas que están totalmente en contra de cualquier tipo de deuda (Volveré a este tema más abajo). Si bien tener una tarjeta de crédito puede ser un problema grande para mucha gente sin control, puede llevar a gastar de más a incluso quienes tienen sus finanzas bajo control, ¿Por qué la tarjeta de débito no lo sería?

Es decir, la diferencia principal entre ambos plásticos es que uno requiere el uso del dinero del banco y con límites más allá de lo que quizá tenemos en la cuenta, mientras que la otra no nos dejará gastar más allá del $0. Pero en la práctica, utilizar una tarjeta tiene el mismo impacto, no vemos ni sentimos el dinero irse hasta que revisemos el estado de cuenta.

Incluso poco a poco algunas tarjetas de débito comienzan a incrementar sus protecciones contra fraude y hasta ofrecen beneficios de protecciones y garantías extendidas. Los negocios tienen un costo más bajo de transacción y los clientes no pueden ir más allá de lo que tienen en la cuenta… a menos que… activen la opción que les permite ir al negativo y pagarlo al siguiente mes, algo que es irremediablemente un camino de ida al desastre.

En definitiva, considero que si uno está en contra de la tarjeta de crédito, también debería estarlo de la de débito ya que los principios generales son idénticos, a excepción del límite total. El débito no nos meterá en deudas inmediatamente, pero si gastamos todo lo que tenemos demasiado rápido, es probable que el comportamiento en sí mismo lleve al individuo a endeudarse con un préstamo personal, un familiar, o con el famoso descubierto de la cuenta.

Respecto a esto de estar en contra de cualquier tipo de deuda, hay un pro y un con. Por un lado, si hablamos de deudas de consumo, de por sí son negativas. Doy el ejemplo de pagar por las salchichas que comemos hoy pero terminamos de pagar en 2021. Luego tenemos el hecho de endeudarnos por comprar el automóvil último modelo, el cual nos generará más gastos y se depreciará a un ritmo mayor al del préstamo. A veces no hay mucha opción sin transporte público, pero eso no quiere decir que uno debe endeudarse en un auto por el 50% de su salario.

En líneas generales la deuda de consumo es negativa. Diferente es la productiva o de inversión, al menos en mis ojos. Usualmente una deuda productiva o de inversión y el apalancamiento que implica es el motor del crecimiento que de otra manera jamás hubiera ocurrido. Imaginen cualquiera de las compañías exitosas que conocen hoy en día si no hubieran salido a encontrar inversores, osea a captar deuda, aún estarían en sus garages u hogares diseñando la idea que nunca se realizará.

Pero vamos al siguiente tema, ¿Entonces cash o plástico?

Eligiendo crédito sobre débito

Si una persona está desendeudada, tiene reservas de al menos 3 meses ante un problema, ya posee un presupuesto hogareño y tiene auto control en sus gastos, una tarjeta de crédito correcta podría ofrecerle cash back, millas o puntos que no dejarían dinero en la mesa. Es decir, obtendrían un beneficio adicional. Se vuelve más interesante para los cuentapropistas o empresas en donde estos descuentos o reembolsos usualmente no tienen valor impositivo por lo que devuelven un % adicional de ingresos.

Al final del día ambos son plásticos y tienen un mecanismo idéntico. Claro que si el individuo solo tiene unos centavos en la cuenta todo el tiempo la tarjeta de débito lo salvará del desastre de sobre gastar a crédito ante una situación ya precaria.

Los bonos de bienvenida muchas veces son la puerta de entrada. Es decir, abro dos o tres tarjetas en los próximos 5 meses y me llevo suficiente como para viajar solo pagando las tasas aeroportuarias y mis consumos en destino suena como exótico, pero en algunos mercados es posible. La clave sobre las que volvemos en repetidas oportunidades es en mantenerse en curso teniendo en cuenta el objetivo, y es parte de lo que se conoce como travel hacking.

El asunto es que parece demasiado bueno y fácil, pero muchos caen ante la situación y terminan sobre gastando, endeudándose o pagando interés por no cancelar el resumen a fin de mes. Cuando uno paga interés, está listo. De hecho hay mercados en donde el límite de la tarjeta está diferenciado en aquel para los consumos en cuotas mensuales del límite para compras en un pago del mes. Esto resulta en que aquellos que comienzan a poner más y más consumos en cuotas terminan viviendo con la soga al cuello ya que a pesar de que las cuotas pueden ser al 0%, muchos de esos productos llevan una buena cantidad de tasas, cargos e impuestos solo por llevar el resumen con balance. Uno vive pagando las cuotas de lo que compró o adquirió hace meses.

De todas maneras estamos yendo hacia un mundo cashless, en donde el dinero en efectivo comienza o será casi un recuerdo del pasado por lo que nada mejor que ir preparándose para administrar el dinero virtualmente.

Consejos para no gastar de más y mantenernos en control

Mientras vamos hacia este mundo sin dinero en efectivo, tenemos que armarnos de estrategias para tener control sobre los gastos con tarjeta de crédito, de lo contrario, terminaremos siendo uno más de la anécdota de que la gente gasta más con tarjeta de crédito que con efectivo.

Estos son mis consejos para mantener el control sobre los gastos de tarjetas de crédito (o débito):

  • Sincerar todos los gastos y crear un presupuesto real y cumplible (artículo aquí)
  • Ahorrar/invertir todos los meses, pero separar ese dinero PRIMERO antes de comenzar a gastar.
  • Después de cada transacción con plástico (o bien al final del día) actualizar el presupuesto con los gastos en cada categoría y enviar el pago desde nuestra cuenta a la tarjeta.

En tiempos de pandemia y de condiciones extraordinarias puede que mucho de lo que diga no tenga sentido, pero es claro que la palabra extraordinario lo indica. En algún momento volveremos a la normalidad.

Los tres pasos que acabo de poner arriba no sin ni más ni menos de lo que yo personalmente hago, predico y comparto con amigos y familiares que quieran mi punto de vista. Nada de evangelizar mis ideas, simplemente compartir y explicar ya que luego cada individuo será responsable de su vida.

Recomiendo hacer un presupuesto en Excel o Google Sheet que pueda ir reduciendo el dinero disponible por categoría. Personalmente yo abro el detalle hasta en qué tipo de comida gasto cuanto: cuántos vegetales, cuánta fruta, cuánto en empanizados, cuánto en carnes frescas, etc. Pero cada persona debe hacerlo de manera consciente basado en lo que uno puede seguir.

También me pago a mi mismo invirtiendo o ahorrando antes de comenzar a pagar cualquier tipo de gasto mensual que deba afrontar. De todas maneras, es una buena idea tener en las tarjetas de crédito el pago mínimo automático siempre activado ante cualquier olvido o problema que pueda surgir.

Por último, cada gasto conlleva su pago inmediato aún cuando está en pendiente. Se que algunas tarjetas o bancos no permiten pre-pagar hasta que no se haga efectivo, en esos casos lo dejo agendado por adelantado.

Con estos tres pasos estarán ante cierto nivel de control sobre qué pasa con su dinero y no perderán de vista el horizonte.

El dinero en efectivo vs. la tarjeta de crédito

El dinero en efectivo lleva consigo todo el efecto de ver, tocar y oler el dinero en el presente. En algunos casos, en algunos países pagar con dinero físico conlleva un beneficio y usualmente esto se utiliza como un punto a favor del dinero físico. Si bien esta es una verdad irrefutable, tiene un lado oculto que pocas veces se menciona, incluso aquellos defensores del dinero en efectivo: la evasión fiscal.

Pagar con dinero en efectivo a cambio de un descuento típicamente conlleva la idea de que quién nos ofrece el descuento en realidad no reportará su dinero como ingresado y por lo tanto estará evadiendo impuestos, además de ahorrarse el costo de la transacción del plástico. No me meteré en política, pero acepto las críticas que lluevan en caso de estar en desacuerdo.

Lo positivo de utilizar el dinero en efectivo es que una vez que se fue… bueno no está mas y sentiremos la falta del mismo. Si tenemos $1.000 en efectivo y gastamos $990, sentiremos el impacto en nuestro bolsillo, aunque esto no creo que signifique que gastamos menos o de manera menos impulsiva, sino que hay un límite claro en el barril que es el final del papel moneda en nuestra indumentaria.

El dilema de que la tarjeta de crédito nos lleva a gastar de más tiene asidero, y desde el punto de vista de endeudarnos de más también tiene cierta lógica pensando en los millones de personas que están con deudas de tarjeta de crédito hasta la garganta en este preciso momento. No hablo de problemas transitorios que puedan hacernos estar sin reservas o fondos de emergencia como el actual, sino vivir toda la vida de esa manera.

Por otra parte, pagar en efectivo ¿reduce de manera fehaciente la compra por impulso? Es decir, claro que el impulso tiene el límite de quizá no cargar con todos los billetes necesarios en ese preciso momento y la tarjeta de crédito está ahí, cargada y lista. ¿Pero en ese aspecto realmente hay una diferencia?

Lo cierto es que las tarjetas de crédito no son para todos, los programas de recompensas cada vez más denotan ganadores y perdedores en sus filas por muchos motivos y las tarjetas de crédito pueden crear beneficios como también causan problemas que duran años para resolverse.

Difícilmente uno pueda hablar de estas cosas si uno no se ha quemado con leche, ahora ve la vaca y llora… o bien busca la manera de aprender y seguir adelante con un mejor propósito y enfoque. La humanidad misma.

Es interesante ver una de las conclusiones de los estudios que usualmente se mencionan en donde se habla de que pagar por las cosas -refiriéndose al efectivo- le saca el disfrute a la transacción. Irónico ¿No?

4 Responses

  1. Ezequiel dice:

    Una curiosidad… de donde eres? (me refiero a tu país)

  2. Ezequiel dice:

    Gaston: Hace poco que he «descubierto» tu sitio, y me parece uno de los mas serios desde un punto de vista ‘técnico’ y de sentido común. Respecto a lo que mencionaste en el post… «No conozco mucha gente que va y saca todo su dinero de la cuenta para mantenerla en su hogar»… ¿viviste alguna vez en Argentina? ¿Sos un Argentino que emigró? Bien… si alguna vez viviste en Argentina sabrías que es afirmación, acá, no seria tan real. En argentina hay mucha gente que guarda todo, o mucha parte, de su dinero (poco o mucho) en su hogar. ¿La razón? El Estado (con sus diferentes gobiernos) no solo a estafado a su población manteniendo altos niveles de inflación… sino que también en varias oportunidades, literalmente, le robó los depósitos bancarios a sus habitantes. Es terrorífico… pero es así. Estoy asombrado del conocimiento que tienes sobre las distintas realidades de los distintos países. Me alegro de haberte encontrado. Saludos

    • Gastón dice:

      Hola Ezequiel, me dió un poco de gracia el comentario ya que en realidad ahora que lo pienso un poco mas profundo, conozco más gente de lo que creía que retira todos sus depósitos, aunque usualmente es gente que luego no utiliza medios electrónicos de pago. En algunos artículos mencioné la inflación endémica de Argentina y otras características del mercado que lo diferencian de sus vecinos, aunque evito meterme en la política de los países porque no es el punto del sitio, no quisiera desviarme del objetivo.

      Yo te agradezco el halago, aunque más allá de las ganas y tiempo que pongo personalmente en informarme, en realidad son muchos los que colaboran en las sombras con el sitio. Me alegra que hayas encontrado el sitio y ojalá te siga interesando. ¡Muchas gracias!

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